¿Cómo puedo saber si mi hijo tiene dificultad de aprendizaje?

21 de Abril de 2022

¿Cómo puedo saber si mi hijo tiene dificultad de aprendizaje?

El trastorno de aprendizaje en niños es más común de lo que creemos: entre el 9 y el 15% de la población escolar lo padece.

Como tal, un trastorno de aprendizaje se puede definir como un problema de procesamiento de información que impide que, en este caso, un niño aprenda una habilidad académica y/o social y pueda utilizarla eficazmente, pese a tener una instrucción convencional y en un contexto de oportunidades socioculturales adecuado.

Las DEA (Dificultades Específicas del Aprendizaje) suelen ser una de las primeras causas más frecuentes del bajo rendimiento de los niños y de fracaso escolar, las cuales además vienen acompañadas de problemas de conducta, estado de ánimo y/o ansiedad.

Por ello, resulta esencial realizar una buena prevención y detección para evitar futuros problemas y trastornos emocionales. Si las dificultades de aprendizaje no se diagnostican y no se tratan de forma efectiva, pueden reducir la motivación por el aprendizaje y fomentar la aparición de problemas asociados que afectan el bienestar emocional del niño.

 

Señales principales

Tanto en casa como en la escuela, es imprescindible conocer las principales señales de alerta que pueden indicar un posible problema de aprendizaje en el niño. Aunque pueden manifestarse de diferente forma según el niño, suelen ser las siguientes:

- El niño presenta dificultad en seguir instrucciones o atender. A menudo puede confundirse con un TDAH.

- Fracasos académicos por poco dominio de destrezas como la lectura, escritura y/o matemáticas. El niño no domina las habilidades básicas que se espera que realice según su edad y grado.

- Presenta muy poca coordinación para caminar, practicar deportes o determinadas habilidades, como sostener un lápiz.

- Pierde las tareas, libros escolares u otros artículos fácilmente.

- No puede finalizar tareas de lectura, escritura o matemáticas sin la ayuda de alguien más.

 

Tipos de dificultades de aprendizaje

La dificultad en el aprendizaje escolar puede presentarse en diferentes áreas académicas, como el lenguaje hablado o escrito, la aritmética, el razonamiento básico o, incluso, en determinadas habilidades para la organización.

Aunque hay diferentes tipos de dificultades de aprendizaje, los más comunes (y sobre los que más estudios hay) son los siguientes:

- Dislexia. Este trastorno del neurodesarrollo afecta al aprendizaje y se relaciona íntimamente con la lectura y la escritura. Las personas con dislexia presentan dificultades en la descodificación, en aplicar normas gramaticales y en automatizar las formas y reglas ortográficas de las palabras. Los niños con dislexia pueden leer de forma muy lenta y tener poco dominio ortográfico.

- Disgrafía. Es el trastorno de aprendizaje que se relaciona con la expresión escrita. El niño con disgrafía presenta dificultades visuales espaciales, dificultades del procesamiento del lenguaje, dificultades motoras finas, dificultades para deletrear y escribir a mano y problemas gramaticales, entre otros. La escritura de un niño con disgrafía es prácticamente indescifrable. Por ejemplo, no respeta los márgenes, le cuesta escribir, realiza letras de gran tamaño…

- Discalculia. La discalculia se traduce como el trastorno de aprendizaje en la adquisición de habilidades matemáticas, en las que el niño presenta un procesamiento escaso o nulo en términos matemáticos.

- Disortografía. Trastorno del lenguaje específico de la ortografía. A diferencia de la disgrafía, la disortografía se relaciona con la expresión escrita, que suele ser incorrecta. Por ejemplo, el niño omite artículos y realiza errores en número y género, realiza adiciones en la escritura o incluso invierte la construcción de palabras.

- Trastorno de Aprendizaje No Verbal (TANV). Es un trastorno del neurodesarrollo del niño que afecta a los aprendizajes. Son habituales las dificultades de coordinación motora, gestión de las emociones y la dificultad de relación y comunicación.

- Disfasia o trastornos de lenguaje (TEL). Son alteraciones en la comprensión o en el uso del lenguaje escrito y/o hablado. Suele confundirse con el trastorno del espectro autista, ya que suelen ser niños que se relacionan poco, con tendencia al aislamiento.

 

Causas principales

Un trastorno de aprendizaje puede aparecer en cualquier niño; sin embargo, es más frecuente que se desarrolle en niños que:

- Tienen en su familia antecedentes de trastornos del aprendizaje.

- Han tenido complicaciones en el embarazo. Por ejemplo, un crecimiento insuficiente en el útero o bajo peso al nacer, el consumo del alcohol y drogas durante el embarazo, etc.

- Tienen disfunciones neurológicas.

- Tienen traumas, tanto psicológicos como físicos. Un trauma en las primeras etapas de la vida del niño puede aumentar el riesgo de trastornos de aprendizaje. Un traumatismo craneal o una infección del sistema nervioso también pueden contribuir al desarrollo de trastornos del aprendizaje.

 

Cómo corregirla

Si hemos detectado algunos de los síntomas o conductas que hemos descrito con anterioridad en nuestro hijo, es probable que presente un trastorno de dificultad en el aprendizaje. La intervención temprana resulta fundamental para solucionar el problema y evitar que se alargue en el tiempo.

Primero, se ha de detectar la verdadera razón del fracaso escolar del niño; si es por entorno escolar (abusos o acoso), problemas físicos (dolores o problemas en la vista, oídos…) o problemas psicológicos. Una vez que se ha realizado un correcto diagnóstico, es momento de intervenir correctamente. Hay diferentes métodos:

- Ayuda extra. Un especialista en lectura, como un tutor de matemáticas o de lectura, puede enseñar al niño técnicas para mejorar sus habilidades académicas, organizativas y de estudio.

- Programa de Educación Personalizada. Consiste en trazar objetivos personalizados en la escuela para cada niño con algún tipo de trastorno de aprendizaje.

- Adaptaciones en la escuela. Aunque esto depende de cada profesor, se suele dar más tiempo para finalizar las tareas, sentar al niño más cerca del adulto para evitar distracciones, usar aplicaciones y juegos para apoyar la escritura…

- Terapia. Puede beneficiar a los niños. Con ayuda de un profesional, el niño puede mejorar las habilidades motoras y desarrollar capacidades de escritura o del lenguaje adecuadas.